“Algo”.
Siempre me molestó no poder ponerle un título. Las cosas sin nombre nunca
empiezan y, por ende, jamás terminan.
Al día de hoy sigue esa nebulosa, esos
encuentros esporádicos que evidencian lo mierda que es todo lo otro que no lo
incluye.
Porque estoy bien sin él (¿segura?). Pero con él estoy mejor (te pregunto de nuevo, ¿segura?). Porque me gusta la
manera en la que me mira... y no lo digo solo por sus ojos, sino por quién ve
él en mí.
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