sábado, 22 de junio de 2019

Sana, sana, colita de rana... si no sana hoy, sanará mañana


…Y un día, después de rebanarte la yema del dedo y algo de la uña como si fuera parte misma de la verdura que estabas cortando, te das cuenta de que las heridas del cuerpo son iguales a las del alma.
-                                
                                   - Te equivocas, Mecha.
-                                +  Nop
-                                 - Si, boluda. Cuando te cortas un dedo, te ponés una gasa o una curita y a la                      mierda. Cuando tenés un buraco en el medio del pecho no podés ponerte una                    curita y listo hacer como si nada. Es más complicado que eso.
-                                  +  No, amiga. Es más sencillo que eso…

Cuando nos lastiman tanto que el corazón se nos llena de agujeritos o la vida nos da tantos tiros que nos deja el alma en pedazos, nos empeñamos para tratar de rellenar esos huecos como sea, con lo que sea.

Fabricamos nuestras propias vendas conformándonos con lo que haya; mientras que “eso” tape el dolor que sentimos está todo joya. No nos replanteamos nada, dejamos la vida pasar y nos bancamos cosas que creemos merecer por el sólo hecho de pensar que esa gasita que nos tapona una herida es lo que necesitamos, que nos hace bien y así tiene que seguir.

                                                                   ¡¡¡Y NO!!!

Así como mamá decía que nos arrancáramos la curita del raspón por la caída de la bici, para que tome aire y se cure, lo mismo hay que hacer con los raspones que llevamos por dentro.

Pero claro, da miedo exponer todo eso que nos duele porque significa que tenemos que atravesar ese dolor para poder sanar y no cualquiera está listo para hacerlo. No es que un día te levantas y decís: bueno, sí, me pasa todo esto y la vida se soluciona. No es cuestión de victimizarse, es más como abrazarse a uno mismo, hacer “sana sana” como nos hacía la vieja, tragarse las lágrimas y abrir los ojos. Aceptar que la herida está y que si no la destapamos, nunca va a cicatrizar… y nada peor que retardar una cicatrización (sólo agranda la herida y alarga el dolor ¿alguien quiere eso realmente?)

A todos nos pasó alguna vez que nos llenamos de parches creyendo que así nos íbamos a curar y simplemente conseguimos lo contrario.

A todos nos tocó abrir los ojos demasiado tarde o demasiado temprano

No hay manera de esquivar al dolor
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-                          -  Si, Carli, te va a doler cuando te arranques la cinta y se te enganche la uña y el cacho de yema rebanado, pero sino no se te cura más. Igual, vos tranca, que si tu vieja no está cerca para hacerte sana sana, voy a estar yo. Así que dejá de mariconear.

Transitarlo sabiendo que el vaso siempre está medio lleno y nunca medio vacío por lo que perdiste, que al contrario, cada tropezón, cada fracaso y cada golpe en esta vida es un nuevo aprendizaje.
Que el amor en todas sus formas es el arma más poderosa para sanar, y que si un flaco te usó o no pasó lo que vos esperabas, no es porque el amor es una mierda o no existe, quizás estabas demasiado rota y ocupada tapando huecos, que en realidad no viste que eso no era amor.
-           
                 - Como dijo Clari “El amor es sinónimo de amor, de nada más”
-                           + Exacto. Es eso. Tener a tus viejos, tus hermanos, tu familia unida; amigos que están en las malas y que festejan las buenas; incondicionales, compañeros. Eso es. Lo otro llega solo. 
     
     Así que sacate todas las curitas que tengas pegadas por ahí. Las que se ven y las que no, también, porque siempre va a haber alguien que te haga sana sana y cuando quieras acordar, todo pasa. La vida es demasiado corta como para vivir engañándonos a nosotros mismos.

jueves, 4 de abril de 2019

Nada se pierde, todo se transforma

De golpe acá estoy otra vez, escribiendo a las apuradas, con las palabras entremezcladas de la prisa que tienen por salir. Es que guarde mucho. Muchos sentimientos que callé. Que silencie dentro mío porque creía que así todo iba a desaparecer. Nada más irreal que eso.
Así que acá van un montón de letras en las que, por primera vez, hablo de mi sin ningún alter ego. No hay más personajes. Acá estoy con mis entrañas más expuestas que nunca. Con este dolor que tanto me transformó, que tanto me quitó peeo que también, tanto me dio.

Hace un año que me cortaron las piernas como al Diego en el '94.
Hace un año que me arrancaron 18 años de mi vida de golpe; me robaron la posibilidad de elegir cómo dejar el lugar que tanto amé y por el que tantas cosas dejé de lado (incluso mi salud, hoy lucho contra un esguince crónico por no dejar en banda a nadie una semana antes del día más importante).

Hace un año me derrumbé y me sentí morir. De hecho, una parte de mí se murió aquél 4 de Abril.

Lloré semanas enteras. Me deprimí. Estuve días sin salir de mi casa, mirando fotos y videos, como si ahí estuviera la respuesta que no supieron darme. El por qué que nadie me explicó.

Soporté lo insoportable y me destruyeron.

Hoy, 365 días después, me reencontre conmigo misma.
Estuve mucho tiempo perdida; miro a aquella chica y no la reconozco, esa no era yo.
Desvastada, cegada, sin rumbo alguno.

Ahora me miro al espejo y me encuentro plena; al fin Camila se encontró con Camila. La que ríe a carcajadas hasta que le duela la panza, la que solo necesita de su familia y amigos para ser feliz y con eso le alcanza.

Sólo fue posible hallarme porque tuve un montón de gente hermosa alrededor que me volvió mas fuerte, que me hizo entender que lo malo también nos sirve para aprender. Gente que me sostuvo y me quiso cuando ni yo misma podía hacerlo: mi familia, mis amigxs, un "amor" fugaz que me hizo conocer un pibe de oro y por un rato tuve de dónde aferrarme; un grupo de compañeras hermosas y unas profes totalmente dedicadas a lo suyo con el amor y el respeto que cualquiera merece.

Hoy puedo decir que soy más fuerte que nunca, y no es que nada me duela, simplemente se que pasa y que hay donde refugiarse cuando todo se va a la mierda para tomar aire y seguir.

Soy yo. Alegre. Loca. Rebelde. Enamorada de la vida y de la danza. Nostálgica de los lindos momentos, pero agradecida de haberlos vivido.

Soy yo. Feliz. Como nunca. Rodeada de amor. Mucho amor y del bueno. Del que no se mendiga, del sincero. (Sobre todo eso, amor sincero, incondicional)

A vos, que aún conservas esa parte de mi que robaste aquel 4 de abril, espero que te sirva de algo todo el dolor que causaste. A mi me sirvió para crecer, espero que a vos te avive y al menos, te sirva para ser un poquito más humano.

lunes, 21 de mayo de 2018

Y deberás amar, amar, amar hasta morir...


A los golpes, como siempre, uno aprende.

Cuando alguien se va así, tan rápido, sin mucha explicación, uno insiste sin parar en lo injusta que es la vida. Nos cegamos en cuánto le faltó hacer, en cuántas cosas nos faltaron compartir; cuántos consejos nos faltaron escuchar, cuantas carcajadas intercambiar; pero nos olvidamos todo lo que nos deja, todo lo que hizo, cómo…
Así que ahí fuí, en eso me quedé, 

En estos días aprendí la importancia de amar. Pero no digo de amar así a la pasada… Amar de verdad, con el alma, con el cuerpo entero, con cada parte de nosotros. Amar hasta vaciarse. Porque al fin y al cabo lo único que podemos dejar es eso. Amor. Es cuánto dejamos en los que quisimos. Cuánto nos dejan los que se van.

Así que amen, amen hasta vaciarse de amor en cada abrazo, en cada beso, en cada caricia. Amen a sus amigos en las miradas, en los consejos que les dan – esos que salen del corazón y sin pedir permiso, porque sabes que el otro lo necesita –. Vaciensé en cada risa y rían siempre a carcajadas hasta que les duela la panza y las lágrimas les mojen los cachetes.

Regalen sonrisas y abrazos, no se guarden nada. Una sonrisa a tiempo puede salvarle el día a alguien.
Digan gracias siempre que puedan y lo sientan; hacerle sentir al otro lo importante que es para nosotros no se compara con nada.

Por sobre todas las cosas, no se guarden nada de lo que sientan. Ser libre, es también, poder decir lo que sentimos sin miedo a que nos juzguen y sin que ningún otro sentimiento nos invada. Que el orgullo o la “”dignidad”” no nos frenen nunca porque hoy, ahora, estamos… pero en un segundo todo cambia y las palabras que no dijimos a tiempo ahí se van para siempre y se quedan con nosotros; los abrazos que no dimos se transforman en angustia, las gracias que se nos pasaron por no creerlas necesarias serán culpa...

Así que no sean egoístas, no se mezquinen, ni mezquinen nada, que después nos arrepentimos. Tu tiempo es hoy, dijo Spinetta. Siempre es hoy, retrucó Gustavo. 

"...Y deberás amar, amar, 
amar hasta morir 
y deberás crecer
sabiendo reír y llorar.

La lluvia borra la maldad
y lava todas las heridas de tu alma
de tí saldrá la luz
tan sólo así serás feliz" completa el flaco, tan certero, tan sabio... 

Corran a amar y amen hasta vaciarse de amor, para que se renueve con más fuerza. No se guarden nada, que es lo mejor que podemos dejar en todos los que quisimos, para que cuando el mundo se nos venga abajo, al menos nos quede la tranquilidad de saber que les dimos todo y lo mejor de nosotros – SIEMPRE - .

domingo, 18 de marzo de 2018

Te obedecí hasta donde pude, mi genio amor


Al fin te solté. ¡Qué alivio!!! 

Ya nada me pasa, ni me pesa. Ya no me pesás vos.

Es que me costó… mucho; perdí casi tanto como lo que gané; lloré demasiado.
Me caí, me desmoroné y me rompí más de lo que estaba, creyendo que eras vos el que iba a juntarme los pedazos. Pero no. Si vos estabas más roto que yo…

¿Un roto para un descocido? Esta vez no. Porque los rotos y los descocidos se dan cuenta de su desgracia y en algún momento aceptan que quieren y necesitan arreglarse. Vos seguís roto y cegado. Yo ya no podía con eso ni contra tu egoísmo vil que tantas veces confundí con amor.

Me fui cargando de vos; tu peso me despedazó.

Cuando ya no quedaba nada más de mí, mientras mi alma confundida, enroscada y terca te pedía a los gritos que me rehicieras, desapareciste. Te apagaste. Otra vez.

Pero apareció alguien con tanta paz y tanto amor que me inundó de paz a mí también.
Me dio toda la serenidad que necesitaba para entender que sólo yo podía reconstruirme. Bien o mal, pero tenía que ser yo misma quien lo hiciera.
Me acompañó hasta donde pudo, me transformó y se fue. Dolió como la puta madre, sí, pero le agradecí.

Ahora soy más fuerte, entendí que no tengo que depender de nadie más y que vos no eras ningún salvador y mucho menos tenías la intención de serlo.

Agarré todos mis pedazos, les puse la gotita y los acomodé en su lugar. Son cicatrices lindas, te juro, de aprendizaje. Arrepentirse de errores que te hicieron crecer es para flojitos, ¿viste?

Y ahí fue donde descubrí que ya no quedaba ningún hueco para vos, más que un “nosotros” muy lejano que pegué en algún lado y que, por suerte, no me acuerdo dónde.

Entendí que te solté cuando mi alma respiró libre y sin carga ni culpa alguna, cuando saqué todo lo que tenía adentro y te lo escupí en la cara; cuando te dije cuán mierda me hiciste e inescrupuloso y perplejo me miraste como no entendiendo, si vos no hacías daño a nadie… Tu egoísmo te gobierna tanto que no deja siquiera razonar cuando te tiran la verdad en la cara. Y lo siento por vos y tu alma en pena, pero yo ya soy libre y voy bien liviana por la vida. Y no sabés qué bien se siente!!!

Hasta siempre, mi genio amor.

sábado, 4 de marzo de 2017

¿Qué voy a hacer con tanto cielo para mi?

"uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan"

-No entiendo cómo nunca viste esto
+No sé
-¿Viste lo hermoso qué es? La perfección existe y está acá. En este lugar, con estas noches;  esa luna maravillosa y este millón de estrellas - suspiré encantada
+Te faltó algo
- ¿Qué?
+ Que estamos juntos. Eso hace que este momento, en este lugar y con todo esto, sea perfecto.

Canciones, olores, imágenes, sonidos, ruidos, luces, casas, castillos… existen mil maneras de viajar en el tiempo. De volver a ser… lo que sea, pero de volver. ¿Para qué? Quizás para sentir cerca a quien está lejos, para recordar a quien ya no está, para recordarnos a nosotros mismos lo que supimos ser, para seguir adelante, para mil cosas más. Entonces me pregunto: ¿es posible que estemos en dos sitios al mismo tiempo? Sí. Pasado y presente a la vez; el lugar donde nos recuerdan y donde estamos nosotros en ese preciso instante...


Salí a pasear, creo que te extrañaba y necesitaba encontrarte por algún lado, mejor dicho por algún recuerdo. Paré ahí donde tantas veces nos embobamos mirando el cielo. Apagué las luces. Acomodé el volumen de algún Charly, Cerati o Spinetta que sonaban como de costumbre. Bajé los  vidrios de adelante. Me acomodé en el asiento y me dispuse a hipnotizarme en esa noche única que tenía sobre mí.

- ¿Qué tienen las estrellas que me atrapan tanto? Este cielo oscuro, apenas iluminado por los millares de “lucecitas” naturales; este mar y su sonido que te envuelve de paz o te atormenta; esta brisa que apenas es posible llamar brisa; esta playa, este lugar...tan tuyo, tan mío, tan nuestro…

Se me fue el tiempo, como casi siempre. Ya eran las 2 (siempre son las 2), pero te encontré. Al fin te encontré. Llegaste en forma de recuerdo y te sentaste al lado mío a mirar con las mismas ganas que te contagié. Estabas lejos, a más de 10 hs de casa, mirando el mismo cielo que yo, contando las mismas estrellas, buscando los mismos satélites. ¿Será por eso que te sentí tan cerca? ¿Porque estando a cientos de km seguimos bajo la misma estrella?

Definitivamente es posible estar en dos sitios a la vez. Lejos y cerca siempre depende de nosotros. De nuestras ganas. De nuestra capacidad para recordar y para sentir. Y yo miro esta noche, escucho las olas romper y te traigo de nuevo a esta playa; te siento al lado mío y el mar me trae tu risa; y la luna que apenas ilumina desde la parte de atrás, me devuelve la imagen de tu cara mientras me miras fijo, esbozas una sonrisa tierna y me acaricias una mejilla. Estás acá y estás allá, y así te extraño menos.


Porque lejos o cerca, siempre vamos a estar bajo el mismo cielo, y en esa inmensidad nos encontramos.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Colores santos

Él era como un día nublado...Era frío, de color gris. Se veía triste y cansado como si estuviese a punto de explotar.

Por lo general, la gente piensa que los días nublados son de los días más tristes, pero yo encontré un cielo nublado que resultó tener las gotas más cálidas.

Me di cuenta de que lo malo después de todo tiene su lado bueno, de que las personas frías tienen su lado tierno y de que hasta las tormentas más grandes tienen su arcoiris. Me di cuenta de que las personas sin sentimientos también se enamoran

miércoles, 28 de octubre de 2015

Le converso a mi insomnio de vos

¿Somos masoquistas? o simplemente necesitamos recordar tiempos pasados (felices, juntos) para asegurarnos de que alguna vez sí lo fuimos... No, no me parece que eso sea masoquismo, sino más bien, creo que nos gusta encontrar la manera de volver a ese lugar, ahí, justo a ese preciso instante en el que fuimos felices para poder palpar los recuerdos y sentir otra vez con todo nuestro cuerpo, los perfumes, las miradas, las risas, tus caricias, saber que sí existieron; adueñarnos para siempre de esos momentos, y así por fin, confirmar que eso que no para de dar vueltas por nuestra cabeza fue verdad y no un simple invento del insomnio de domingo por la madrugada.




Quizás es por eso que guardo como un tesoro todas nuestras fotos y cada mensaje de texto tuyo que me hizo sonreirle a una pantallita o salir corriendo de casa para verte en alguna de nuestras esquinas fantasma.
Sí, dije nuestras porque nos las adueñamos en cada gesto que nos regalamos; en cada "te quiero" y en cada mirada que pedía a gritos "no me dejes". Las hicimos propias porque las llenamos de amor; de almas plenas y libres; y por eso me gusta encontrarme ahí, saber que alguna vez fuiste real y no parte de un ¿buen? sueño o invento del insomnio de domingo por la madrugada

martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez me agarras la mano antes de caer

 Hace poco leì un libro donde, obvio, una chica se enamoraba perdidamente de un chico (o varios, mejor dicho) bueno ese detalle no importa, lo que sí vale la pena es el nombre del pibe (que después resultó ser un fraude total, pero eso tampoco viene al caso. O sí)... "SALVADOR" - no había pegado nombre el flaco - y así como "Jari" lo tuvo a él, yo creo que todas, a lo largo de nuestras vidas, tuvimos o creemos tener un salvador... Ese pibe que llega justo a tiempo para agarrarte la mano cuando estás a punto de desfigurarte la cara contra el piso, ese que viene para rescatarte, en el que crees, tu peor momento (o hundirte más). Ese loco que aparece de repente, de golpe y porrazo para pegarte una sonrisa permanente (o temporal), para "prenderte" de nuevo, para cazarte del brazo y levantarte rápido de un tirón (aunque después te vuelva a tirar).

Yo tuve, o tengo, o no sé, un Salvador que llegó cuando el partido estaba picado, con 2 jugadores menos y un 2 a 0 abajo que parecía irreversible. Entró a la cancha para tirarme los centros que necesitaba para rescatar ese puntito clave... era pura magia, casi como si tuvieras a Messi en tu equipito de liga de barrio. Sentís que podes contra todo y todos, que no hay imposibles.

Todo vuelve a tener sentido y tenes más ganas de jugar que nunca, hasta que ese jugador estrella se lesiona y cuando vuelve ya no es el mismo. Puro humo. Momentos nada más.

Deja de brillar o lo hace de a ratos y pasa a ser un foquito intermitente que, ahora, te rescata de vez en cuando...

Parece que Salvador ya no trabaja a tiempo completo y yo no sé si mi salvador sigue siéndolo, ya no sé qué puedo esperar de él, ni cuándo, ni dónde, ni cómo...

Aparece, desaparece. Se prende y se apaga... cada vez más tiempo. Te acostumbras a la idea de no recibir más llamadas, no despertarte con sus mensajes, a largos y aburridos días sin él. Te acostumbras a la falta de su compañía, de su hombro para llorar, de sus abrazos; En fin, a su ausencia, a la falta de-.
Pero así, como quien no quiere la cosa, se le da por aparecer de nuevo y con más ganas que nunca de ponerte el mundo patas para arriba otra vez. Y obvio que todo lo que pensabas decirle te lo guardas en el cajón de "esto te lo tendría que decir y mandarte a la mierda, pero me pongo tan tonta cuando apareces que mejor me lo olvido por un rato".

Me desequilibras, me atontas, me pierdo y te pierdo

Y ya dudo de tu "nombre", de que seas realmente mi salvador, de que alguna vez me hayas salvado. Dudo porque te apagaste y te extraño, nos  extraño. Quizá necesito que te prendas un rato para volver a creer que sí, que es verdad, que apareces y siempre, pero siempre me SALVAS...

sábado, 9 de mayo de 2015

Si me pedís que no me rinda, sigo por vos.

Nunca creyó que fuera posible que el dolor durara tanto tiempo en el alma, de hecho Lola, nunca creyó que algo tan intangible pudiera doler tanto, pero así es, así le pasa y así se da cuenta que hay heridas que tardan una vida en cicatrizar.

- No Juan, cuando te arrancan a alguien así, tan de golpe, tan temprano o tan tarde en la vida no hay curita ni analgésico que lo calme.
- Pero Lola, ya pasó mucho tiempo, tenes que seguir
- Y cómo se hace? Decime vos cómo carajo se hace para vivir después de esos golpes?
- No... no sé, yo... no tengo idea, pero la vida sigue
- Si, mas vale que sigue, porque ni la vida ni la muerte esperan a nadie. Y todo sigue, pero no igual de bien como dice el Pity. Todo sigue mal, todo empeora y por más tiempo que pase ya nada es lo mismo porque es como que te arrancaran una parte de vos, no entendés
- Si te entiendo
- No, no me entendes porque nunca te pasó y espero que nunca te pase y menos tan seguido. 
- Lola... A todos nos  va a tocar pasar por eso algún día...
- Si, ya lo sé, pero nadie está preparado para sentir que le agarran el corazón y se lo retuercen hasta hacerle sentir el dolor más profundo y terrible que sintió en su vida. Nadie está preparado para sentirse vacío, lleno de nada...

Hay un silencio largo y prolongado que inunda el auto en el que están Juan y Lola... Un silencio cargado de tristeza, dolor y desconcierto; de bronca, impotencia y confusión.
Vuelve a su casa, hace como si todo estuviese bien, cena, se acuesta y antes de dormir, como todas las noches... las lágrimas inundan su rostro hasta que logra quedarse dormida y su cabeza deja de atormentarla. 

Pasan los días y llega un nuevo aniversario, que sumado a un montón de otras situaciones, hacen que Lola se derrumbe una vez mas; y el problema más grande es que quien junta todas sus partecitas siempre que se rompe, no está disponible todo el tiempo para sostenerla y darle ese empujoncito hacia la vida otra vez; para que vuelva a tener ganas de vivir, de reír, de soñar; y lo empeora todo. Porque la falta de esos de abrazos que ya no están ni van a estar nunca más... es jodida, pero la falta del abrazo que revive y ayuda a seguir, es peor

Y piensa, otra vez, que todo es una gran mierda y que no hay manera de seguir bien sin alguien que te junte los pedacitos rotos y los ponga otra vez en su lugar, todos los días, hasta que los momentos lindos vuelvan a ser tantos y tan prolongados que tapen el dolor y el alma se ilumine de nuevo; pero decide hablar de una vez por todas, porque sabe qué es lo que sana y ayuda, y ahí va...

- Mira, Juan... Pocas personas pueden iluminarnos el alma y "prendernos" de nuevo... y vos, no sé cómo, pero lo lográs, y eso me hace bien... No sé, quizás esa es la manera de hacer que la vida siga y vuelva a tener más sonrisas que llantos. A mi, aunque sea de a ratos, me funciona y eso es lo que me gusta de vos: que aunque me entiendas o no; de a ratos, me das el empujoncito cargado de lindos momentitos que necesito para estar en pie.
- Lola...
- Sh, no digas nada, aunque sea por poco, el dolor se va y me haces bien y espero que así sea por mucho más... porque el dolor está siempre y por demasiado tiempo y quiero que vos también lo estés.

Así, se dio cuenta de que cuesta, pero no es imposible, que a veces, solo a veces, la vida nos regala una pequeña ventaja, nos da algo de descanso y nos deja sentirnos vivos y plenos otra vez... aunque sea de a ratitos.

martes, 31 de marzo de 2015

Ya no duele el frío que te trajo hasta acá?

Me duele el domingo pero es martes...Siempre odié ese lugar común de adjudicarle a un día de la semana un estado de ánimo, un nivel de ganas, un grado de (in)felicidad. 

Y mirá cómo caí ahí, en ese exacto lugar, pero a mí manera, porque hoy no es domingo, hoy es martes "Me duele mucho el domingo, no solo un poquito".

Una vez dije que lo malo del único día de la semana que tiene nombre de persona es que uno se replantea la vida. Si estás bien con vos, el domingo no te duele nada. Al contrario. Algunas veces me pasó y fue porque estaba distraída, riendo, en alguna cancha, charlando con mi abuelo, bailando por ahí. 

"Me duele demasiado el domingo porque no me duele lo suficiente como para poder llorarlo. Lo tengo atorado en la garganta, sacándome la voz y las ganas". Es que lo que más me lastima es que no hay nada concreto que me esté lastimando (o sí), es no poder ponerle un nombre, o quizás no asumir el que tiene por definición: domingo.

Adjudicarle la pena a un día es de cobarde, de cagón, de flojito. 
No es el domingo, sos vos. Soy yo.