"uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan"
-No entiendo cómo nunca viste esto
+No sé
-¿Viste lo hermoso qué es? La perfección existe y está acá. En este lugar, con estas noches; esa luna maravillosa y este millón de estrellas - suspiré encantada
+Te faltó algo
- ¿Qué?
+ Que estamos juntos. Eso hace que este momento, en este lugar y con todo esto, sea perfecto.
-No entiendo cómo nunca viste esto
+No sé
-¿Viste lo hermoso qué es? La perfección existe y está acá. En este lugar, con estas noches; esa luna maravillosa y este millón de estrellas - suspiré encantada
+Te faltó algo
- ¿Qué?
+ Que estamos juntos. Eso hace que este momento, en este lugar y con todo esto, sea perfecto.
Canciones, olores, imágenes, sonidos, ruidos, luces, casas,
castillos… existen mil maneras de viajar en el tiempo. De volver a ser… lo que
sea, pero de volver. ¿Para qué? Quizás para sentir cerca a quien está lejos,
para recordar a quien ya no está, para recordarnos a nosotros mismos lo que
supimos ser, para seguir adelante, para mil cosas más. Entonces me pregunto: ¿es
posible que estemos en dos sitios al mismo tiempo? Sí. Pasado y presente a la
vez; el lugar donde nos recuerdan y donde estamos nosotros en ese preciso instante...
Salí a pasear, creo que te extrañaba y necesitaba encontrarte
por algún lado, mejor dicho por algún recuerdo. Paré ahí donde tantas veces nos
embobamos mirando el cielo. Apagué las luces. Acomodé el volumen de algún
Charly, Cerati o Spinetta que sonaban como de costumbre. Bajé los vidrios de adelante. Me acomodé en el asiento
y me dispuse a hipnotizarme en esa noche única que tenía sobre mí.
- ¿Qué tienen las estrellas que me atrapan tanto? Este cielo oscuro, apenas iluminado por los millares de “lucecitas” naturales; este mar y su sonido que te envuelve de paz o te atormenta; esta brisa que apenas es posible llamar brisa; esta playa, este lugar...tan tuyo, tan mío, tan nuestro…
- ¿Qué tienen las estrellas que me atrapan tanto? Este cielo oscuro, apenas iluminado por los millares de “lucecitas” naturales; este mar y su sonido que te envuelve de paz o te atormenta; esta brisa que apenas es posible llamar brisa; esta playa, este lugar...tan tuyo, tan mío, tan nuestro…
Se me fue el tiempo, como casi siempre. Ya eran las 2 (siempre
son las 2), pero te encontré. Al fin te encontré. Llegaste en forma de recuerdo
y te sentaste al lado mío a mirar con las mismas ganas que te contagié. Estabas
lejos, a más de 10 hs de casa, mirando el mismo cielo que yo, contando las
mismas estrellas, buscando los mismos satélites. ¿Será por eso que te sentí tan
cerca? ¿Porque estando a cientos de km seguimos bajo la misma estrella?
Definitivamente es posible estar en dos sitios a la vez.
Lejos y cerca siempre depende de nosotros. De nuestras ganas. De nuestra
capacidad para recordar y para sentir. Y yo miro esta noche, escucho las olas
romper y te traigo de nuevo a esta playa; te siento al lado mío y el mar me
trae tu risa; y la luna que apenas ilumina desde la parte de atrás, me devuelve
la imagen de tu cara mientras me miras fijo, esbozas una sonrisa tierna y me
acaricias una mejilla. Estás acá y estás allá, y así te extraño menos.
Porque lejos o cerca, siempre vamos a estar bajo el mismo
cielo, y en esa inmensidad nos encontramos.