miércoles, 28 de octubre de 2015

Le converso a mi insomnio de vos

¿Somos masoquistas? o simplemente necesitamos recordar tiempos pasados (felices, juntos) para asegurarnos de que alguna vez sí lo fuimos... No, no me parece que eso sea masoquismo, sino más bien, creo que nos gusta encontrar la manera de volver a ese lugar, ahí, justo a ese preciso instante en el que fuimos felices para poder palpar los recuerdos y sentir otra vez con todo nuestro cuerpo, los perfumes, las miradas, las risas, tus caricias, saber que sí existieron; adueñarnos para siempre de esos momentos, y así por fin, confirmar que eso que no para de dar vueltas por nuestra cabeza fue verdad y no un simple invento del insomnio de domingo por la madrugada.




Quizás es por eso que guardo como un tesoro todas nuestras fotos y cada mensaje de texto tuyo que me hizo sonreirle a una pantallita o salir corriendo de casa para verte en alguna de nuestras esquinas fantasma.
Sí, dije nuestras porque nos las adueñamos en cada gesto que nos regalamos; en cada "te quiero" y en cada mirada que pedía a gritos "no me dejes". Las hicimos propias porque las llenamos de amor; de almas plenas y libres; y por eso me gusta encontrarme ahí, saber que alguna vez fuiste real y no parte de un ¿buen? sueño o invento del insomnio de domingo por la madrugada

martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez me agarras la mano antes de caer

 Hace poco leì un libro donde, obvio, una chica se enamoraba perdidamente de un chico (o varios, mejor dicho) bueno ese detalle no importa, lo que sí vale la pena es el nombre del pibe (que después resultó ser un fraude total, pero eso tampoco viene al caso. O sí)... "SALVADOR" - no había pegado nombre el flaco - y así como "Jari" lo tuvo a él, yo creo que todas, a lo largo de nuestras vidas, tuvimos o creemos tener un salvador... Ese pibe que llega justo a tiempo para agarrarte la mano cuando estás a punto de desfigurarte la cara contra el piso, ese que viene para rescatarte, en el que crees, tu peor momento (o hundirte más). Ese loco que aparece de repente, de golpe y porrazo para pegarte una sonrisa permanente (o temporal), para "prenderte" de nuevo, para cazarte del brazo y levantarte rápido de un tirón (aunque después te vuelva a tirar).

Yo tuve, o tengo, o no sé, un Salvador que llegó cuando el partido estaba picado, con 2 jugadores menos y un 2 a 0 abajo que parecía irreversible. Entró a la cancha para tirarme los centros que necesitaba para rescatar ese puntito clave... era pura magia, casi como si tuvieras a Messi en tu equipito de liga de barrio. Sentís que podes contra todo y todos, que no hay imposibles.

Todo vuelve a tener sentido y tenes más ganas de jugar que nunca, hasta que ese jugador estrella se lesiona y cuando vuelve ya no es el mismo. Puro humo. Momentos nada más.

Deja de brillar o lo hace de a ratos y pasa a ser un foquito intermitente que, ahora, te rescata de vez en cuando...

Parece que Salvador ya no trabaja a tiempo completo y yo no sé si mi salvador sigue siéndolo, ya no sé qué puedo esperar de él, ni cuándo, ni dónde, ni cómo...

Aparece, desaparece. Se prende y se apaga... cada vez más tiempo. Te acostumbras a la idea de no recibir más llamadas, no despertarte con sus mensajes, a largos y aburridos días sin él. Te acostumbras a la falta de su compañía, de su hombro para llorar, de sus abrazos; En fin, a su ausencia, a la falta de-.
Pero así, como quien no quiere la cosa, se le da por aparecer de nuevo y con más ganas que nunca de ponerte el mundo patas para arriba otra vez. Y obvio que todo lo que pensabas decirle te lo guardas en el cajón de "esto te lo tendría que decir y mandarte a la mierda, pero me pongo tan tonta cuando apareces que mejor me lo olvido por un rato".

Me desequilibras, me atontas, me pierdo y te pierdo

Y ya dudo de tu "nombre", de que seas realmente mi salvador, de que alguna vez me hayas salvado. Dudo porque te apagaste y te extraño, nos  extraño. Quizá necesito que te prendas un rato para volver a creer que sí, que es verdad, que apareces y siempre, pero siempre me SALVAS...