domingo, 22 de noviembre de 2015

Colores santos

Él era como un día nublado...Era frío, de color gris. Se veía triste y cansado como si estuviese a punto de explotar.

Por lo general, la gente piensa que los días nublados son de los días más tristes, pero yo encontré un cielo nublado que resultó tener las gotas más cálidas.

Me di cuenta de que lo malo después de todo tiene su lado bueno, de que las personas frías tienen su lado tierno y de que hasta las tormentas más grandes tienen su arcoiris. Me di cuenta de que las personas sin sentimientos también se enamoran

miércoles, 28 de octubre de 2015

Le converso a mi insomnio de vos

¿Somos masoquistas? o simplemente necesitamos recordar tiempos pasados (felices, juntos) para asegurarnos de que alguna vez sí lo fuimos... No, no me parece que eso sea masoquismo, sino más bien, creo que nos gusta encontrar la manera de volver a ese lugar, ahí, justo a ese preciso instante en el que fuimos felices para poder palpar los recuerdos y sentir otra vez con todo nuestro cuerpo, los perfumes, las miradas, las risas, tus caricias, saber que sí existieron; adueñarnos para siempre de esos momentos, y así por fin, confirmar que eso que no para de dar vueltas por nuestra cabeza fue verdad y no un simple invento del insomnio de domingo por la madrugada.




Quizás es por eso que guardo como un tesoro todas nuestras fotos y cada mensaje de texto tuyo que me hizo sonreirle a una pantallita o salir corriendo de casa para verte en alguna de nuestras esquinas fantasma.
Sí, dije nuestras porque nos las adueñamos en cada gesto que nos regalamos; en cada "te quiero" y en cada mirada que pedía a gritos "no me dejes". Las hicimos propias porque las llenamos de amor; de almas plenas y libres; y por eso me gusta encontrarme ahí, saber que alguna vez fuiste real y no parte de un ¿buen? sueño o invento del insomnio de domingo por la madrugada

martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez me agarras la mano antes de caer

 Hace poco leì un libro donde, obvio, una chica se enamoraba perdidamente de un chico (o varios, mejor dicho) bueno ese detalle no importa, lo que sí vale la pena es el nombre del pibe (que después resultó ser un fraude total, pero eso tampoco viene al caso. O sí)... "SALVADOR" - no había pegado nombre el flaco - y así como "Jari" lo tuvo a él, yo creo que todas, a lo largo de nuestras vidas, tuvimos o creemos tener un salvador... Ese pibe que llega justo a tiempo para agarrarte la mano cuando estás a punto de desfigurarte la cara contra el piso, ese que viene para rescatarte, en el que crees, tu peor momento (o hundirte más). Ese loco que aparece de repente, de golpe y porrazo para pegarte una sonrisa permanente (o temporal), para "prenderte" de nuevo, para cazarte del brazo y levantarte rápido de un tirón (aunque después te vuelva a tirar).

Yo tuve, o tengo, o no sé, un Salvador que llegó cuando el partido estaba picado, con 2 jugadores menos y un 2 a 0 abajo que parecía irreversible. Entró a la cancha para tirarme los centros que necesitaba para rescatar ese puntito clave... era pura magia, casi como si tuvieras a Messi en tu equipito de liga de barrio. Sentís que podes contra todo y todos, que no hay imposibles.

Todo vuelve a tener sentido y tenes más ganas de jugar que nunca, hasta que ese jugador estrella se lesiona y cuando vuelve ya no es el mismo. Puro humo. Momentos nada más.

Deja de brillar o lo hace de a ratos y pasa a ser un foquito intermitente que, ahora, te rescata de vez en cuando...

Parece que Salvador ya no trabaja a tiempo completo y yo no sé si mi salvador sigue siéndolo, ya no sé qué puedo esperar de él, ni cuándo, ni dónde, ni cómo...

Aparece, desaparece. Se prende y se apaga... cada vez más tiempo. Te acostumbras a la idea de no recibir más llamadas, no despertarte con sus mensajes, a largos y aburridos días sin él. Te acostumbras a la falta de su compañía, de su hombro para llorar, de sus abrazos; En fin, a su ausencia, a la falta de-.
Pero así, como quien no quiere la cosa, se le da por aparecer de nuevo y con más ganas que nunca de ponerte el mundo patas para arriba otra vez. Y obvio que todo lo que pensabas decirle te lo guardas en el cajón de "esto te lo tendría que decir y mandarte a la mierda, pero me pongo tan tonta cuando apareces que mejor me lo olvido por un rato".

Me desequilibras, me atontas, me pierdo y te pierdo

Y ya dudo de tu "nombre", de que seas realmente mi salvador, de que alguna vez me hayas salvado. Dudo porque te apagaste y te extraño, nos  extraño. Quizá necesito que te prendas un rato para volver a creer que sí, que es verdad, que apareces y siempre, pero siempre me SALVAS...

sábado, 9 de mayo de 2015

Si me pedís que no me rinda, sigo por vos.

Nunca creyó que fuera posible que el dolor durara tanto tiempo en el alma, de hecho Lola, nunca creyó que algo tan intangible pudiera doler tanto, pero así es, así le pasa y así se da cuenta que hay heridas que tardan una vida en cicatrizar.

- No Juan, cuando te arrancan a alguien así, tan de golpe, tan temprano o tan tarde en la vida no hay curita ni analgésico que lo calme.
- Pero Lola, ya pasó mucho tiempo, tenes que seguir
- Y cómo se hace? Decime vos cómo carajo se hace para vivir después de esos golpes?
- No... no sé, yo... no tengo idea, pero la vida sigue
- Si, mas vale que sigue, porque ni la vida ni la muerte esperan a nadie. Y todo sigue, pero no igual de bien como dice el Pity. Todo sigue mal, todo empeora y por más tiempo que pase ya nada es lo mismo porque es como que te arrancaran una parte de vos, no entendés
- Si te entiendo
- No, no me entendes porque nunca te pasó y espero que nunca te pase y menos tan seguido. 
- Lola... A todos nos  va a tocar pasar por eso algún día...
- Si, ya lo sé, pero nadie está preparado para sentir que le agarran el corazón y se lo retuercen hasta hacerle sentir el dolor más profundo y terrible que sintió en su vida. Nadie está preparado para sentirse vacío, lleno de nada...

Hay un silencio largo y prolongado que inunda el auto en el que están Juan y Lola... Un silencio cargado de tristeza, dolor y desconcierto; de bronca, impotencia y confusión.
Vuelve a su casa, hace como si todo estuviese bien, cena, se acuesta y antes de dormir, como todas las noches... las lágrimas inundan su rostro hasta que logra quedarse dormida y su cabeza deja de atormentarla. 

Pasan los días y llega un nuevo aniversario, que sumado a un montón de otras situaciones, hacen que Lola se derrumbe una vez mas; y el problema más grande es que quien junta todas sus partecitas siempre que se rompe, no está disponible todo el tiempo para sostenerla y darle ese empujoncito hacia la vida otra vez; para que vuelva a tener ganas de vivir, de reír, de soñar; y lo empeora todo. Porque la falta de esos de abrazos que ya no están ni van a estar nunca más... es jodida, pero la falta del abrazo que revive y ayuda a seguir, es peor

Y piensa, otra vez, que todo es una gran mierda y que no hay manera de seguir bien sin alguien que te junte los pedacitos rotos y los ponga otra vez en su lugar, todos los días, hasta que los momentos lindos vuelvan a ser tantos y tan prolongados que tapen el dolor y el alma se ilumine de nuevo; pero decide hablar de una vez por todas, porque sabe qué es lo que sana y ayuda, y ahí va...

- Mira, Juan... Pocas personas pueden iluminarnos el alma y "prendernos" de nuevo... y vos, no sé cómo, pero lo lográs, y eso me hace bien... No sé, quizás esa es la manera de hacer que la vida siga y vuelva a tener más sonrisas que llantos. A mi, aunque sea de a ratos, me funciona y eso es lo que me gusta de vos: que aunque me entiendas o no; de a ratos, me das el empujoncito cargado de lindos momentitos que necesito para estar en pie.
- Lola...
- Sh, no digas nada, aunque sea por poco, el dolor se va y me haces bien y espero que así sea por mucho más... porque el dolor está siempre y por demasiado tiempo y quiero que vos también lo estés.

Así, se dio cuenta de que cuesta, pero no es imposible, que a veces, solo a veces, la vida nos regala una pequeña ventaja, nos da algo de descanso y nos deja sentirnos vivos y plenos otra vez... aunque sea de a ratitos.

martes, 31 de marzo de 2015

Ya no duele el frío que te trajo hasta acá?

Me duele el domingo pero es martes...Siempre odié ese lugar común de adjudicarle a un día de la semana un estado de ánimo, un nivel de ganas, un grado de (in)felicidad. 

Y mirá cómo caí ahí, en ese exacto lugar, pero a mí manera, porque hoy no es domingo, hoy es martes "Me duele mucho el domingo, no solo un poquito".

Una vez dije que lo malo del único día de la semana que tiene nombre de persona es que uno se replantea la vida. Si estás bien con vos, el domingo no te duele nada. Al contrario. Algunas veces me pasó y fue porque estaba distraída, riendo, en alguna cancha, charlando con mi abuelo, bailando por ahí. 

"Me duele demasiado el domingo porque no me duele lo suficiente como para poder llorarlo. Lo tengo atorado en la garganta, sacándome la voz y las ganas". Es que lo que más me lastima es que no hay nada concreto que me esté lastimando (o sí), es no poder ponerle un nombre, o quizás no asumir el que tiene por definición: domingo.

Adjudicarle la pena a un día es de cobarde, de cagón, de flojito. 
No es el domingo, sos vos. Soy yo.